Objetivo principal
Mostrar que los pacientes que aceptan voluntariamente su participación en un programa de deshabituación realizado en el ámbito de la Atención Primaria en las condiciones habituales de asistencia al cabo de seis meses cesan en el consumo de BZD y que la abstinencia se mantienen durante los seis meses posteriores (doce meses en total).
Objetivos secundarios
1. Mostrar que la reducción del consumo de BZD no es perjudicial para el enfermo.
2. Mostrar que la reducción del consumo de BZD es factible en tiempo y coste en el ámbito de Atención Primaria, teniendo en cuenta la evaluación de los costes directos.
Metodología
El estudio se realiza en dos ABS de Barcelona; Área Básica de Salud Raval Sud y Área Básica del Camp de l’Arpa. Por un lado estudiamos los profesionales de enfermería, para mostrar que están capacitados para llevar a cabo el programada deshabituador, y por el otro estudiamos pacientes de ambos sexos mayores de 44 años tratados con BZD de forma crónica, por un  tiempo mínimo seis meses.
Durante varias jornadas de trabajo se visitan un total de 1150 pacientes, seleccionando a adultos consumidores de BZD por un mínimo de seis meses que cumplen  los criterios de inclusión y exclusión.
Los pacientes serán valorados por enfermería cada cuatro semanas, durante los primeros 3 meses. Para valorar si la reducción del consumo de BZD es o no perjudicial para el enfermo, se utilizan tres cuestionarios: escala de depresión y ansiedad de Goldberg (9+9), SF-12 (calidad de vida) y MOS del sueño, que se cumplimentan en la visita inicial (semana 0), a las 12 y a las 24 semanas.
En todas las visitas se realiza un apoyo psicológico breve, reforzado con folletos y hojas informativas, y  se comprobará informativamente que no se hubieran prescrito BZD durante ese período de tiempo. También se le ofrecerá al paciente la opción de poder acudir en cualquier momento como consulta extraordinaria. En la semana 52 se realizó un contacto telefónico para comprobar el consumo o no de BZD después de un año.
Resultados
De los 51 pacientes que aceptan participar en el estudio, 41 pacientes (80,4%) suspenden las BZD a las 12 semanas, manteniéndose sin consumir por al menos 6 meses. Al cabo de un año de iniciar el programa, 8 reinciden en su consumo, quedando un porcentaje final de éxito de un 64,7%.
Los pacientes que consiguen abandonar el consumo de BZD mejoran en la puntuación de las escalas de depresión y ansiedad, en el componente mental de la escala de calidad de vida y no empeora su calidad del sueño en la mayoría de los componentes analizados. El análisis de costes nos permite estimar un ahorro neto por paciente y año de 4,54 euros.

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Autora:  Lopez Peig, Cristina

Universidad:  AUTÓNOMA DE BARCELONA

Departamento:  MEDICINA INTERNA, HOSPITAL VALL D’HEBRON

Fecha de Lectura:  26/03/2010

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Continuación del resumen completo

Discusión
Respecto al análisis del éxito, observamos que el 80,4% de los pacientes dejan las BZD a los seis meses, coincidiendo con los resultados de H. V. Curran, en los que el 80% de los participantes dejan las BZD a los seis meses. Dichos resultados tampoco difieren de los resultados de un metaanálisis realizado en el año 2006 sobre distintos programas de deshabituación estructurada y dirigida por el médico de familia, cuyos resultados muestran que el éxito en la deshabituación oscila entre un 24 y un 62%. ,  Puntualizar que el éxito en la deshabituación parece ser el mismo si es llevado a cabo por el médico de familia o por enfermería; cabe mencionar que aunque no se ha llevado a cabo un estudio específico sobre la motivación del grupo de enfermería, las enfermeras participaron voluntariamente en el estudio y atendieron también voluntariamente en las sesiones teóricas sobre la deshabituación de BZD, por lo que podríamos extrapolar el efecto de esta intervención a grupos de profesionales motivados.
Respecto  a las escalas de valoración, en el análisis del SF-12 Observamos una mejoría estadísticamente significativa en el componente mental aunque no se observan diferencias en el componente físico, dichos resultados no difieren de los esperados, ya que el consumo de BZD no debería influir en el estado físico del paciente.
Respecto a la valoración de la calidad del sueño, según la escala del Sueño MOS, No se observan diferencias estadísticamente significativas entre el inicio y el final de la intervención para la mayoría de los componentes a excepción de un empeoramiento en la percepción del ronquido y dificultad respiratoria dentro del grupo de éxito, teniendo en cuenta que el 26% de los pacientes de nuestra muestra son EPOC podría ser interpretado como un resultado positivo: primero porque estos pacientes ya no deberían estar tomando BZD como tratamiento crónico y, segundo, porque al suspender el tratamiento evitamos el enmascaramiento de los síntomas de gravedad (dificultad respiratoria) que nos permiten tomar una acción más temprana sobre las posibles complicaciones posteriores.
Respecto el cuestionario de ansiedad y depresión de Goldberg, observamos una mejora gradual significativamente estadística dentro del grupo de éxito, tanto en el componente ansiedad como en el componente depresión.
En el análisis de costes estimamos un ahorro neto por paciente y año de 4,54 euros. Dicho ahorro no parece muy significativo, ya que hablamos de medicaciones de bajo coste; pero si tenemos en cuenta la alta prevalencia de consumo y añadimos el ahorro potencial de los posibles costes del tratamiento de fracturas y otras lesiones asociadas a caídas y accidentes de tráfico,17,18,19 veremos que la rentabilidad económica en términos sociosanitarios puede ser incluso mayor a la calculada. Además, como puntualizamos anteriormente, el tiempo empleado por enfermería sería muy inferior en una situación real, pues no tendríamos que realizar cuestionarios y el servicio de enfermería iría obteniendo mayor experiencia con el programa de deshabituación.

Conclusiones
A la luz de los resultados obtenidos en este estudio podemos concluir los siguientes puntos:
1. Una vez aplicado el programa de deshabituación, en las condiciones de práctica clínica habitual, más de las dos terceras partes de los pacientes que aceptan participar de manera voluntaria en el estudio dejan las BZD a las doce semanas, manteniéndose sin consumir durante los primeros seis meses. En el análisis de consumo de BZD un año después de la intervención, el éxito en la deshabituación se reduce a un 64,7%.

2. El abandono del consumo crónico de BZD es beneficioso para el enfermo o, por lo menos, no parece ser perjudicial. Los pacientes que consiguen abandonar el consumo de BZD mejoran en la puntuación de las escalas de depresión y ansiedad, en el componente mental de la escala de calidad de vida y no empeora su calidad del sueño en la mayoría de los componentes analizados.

3. El análisis de costes nos permite estimar un ahorro neto por paciente y año de 4,54 euros. Aunque dicho ahorro pueda parecer insignificante, si tenemos en cuenta la elevada prevalencia de consumo en la población y el ahorro potencial de los posibles costes del tratamiento en fracturas y otras lesiones asociadas a caídas y accidentes de tráfico, creemos que la rentabilidad económica puede ser muy superior a la calculada.

4. El tiempo medio empleado por enfermería oscila entre 22 minutos en la visita programada inicial (visita 0) y un tiempo medio de 8 minutos en la programada de la semana 24. Dichas características hacen viable el estudio de deshabituación en la práctica diaria de las consultas de Atención Primaria.

5. Los resultados de este estudio suponen un punto de partida para posibles estudios posteriores de eficacia de un programa de deshabituación basado en una intervención de características similares.

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